Educar como las palmeras

Coaching, como las palmeras !

La autoestima es el mejor regalo que podemos dar a nuestros hijos. Como padres nos enfrentamos al desafío de cambiar la propia historia familiar para trascender nuestras creencias, las limitaciones de nuestros padres y dejar a nuestros hijos un legado invaluable que será transmitido a las futuras generaciones: el amarse y aceptarse a sí mismos, actitudes que los ayudarán a estar centrados frente a la adversidad y a no tentarse con vicios sociales.

Miami, es una zona frecuentemente expuesta a fuertes tormentas y tornados. Casi todos hemos podido observar imágenes de las fuertísimas tempestades con vientos terribles que azotan la región y sus habitantes son testigos de que manera la fuerza arrolladora de los vientos huracanados arrasa a su paso edificios, provocando a veces gran destrucción…  y eso,  sucede todos los años en diferentes meses, y a veces frecuentemente ..pero hay algo que aún se mantiene en pie siempre aunque pierda ramas grandes, son las palmeras. Movidas por el viento se agitan de un lado a otro, y reciben enormes sacudidas. Pero al pasar el tornado, ellas permanecen firmes allí. Erguidas y fuertes a pesar de su tronco delgado, alto y resistente.

Nosotros como educadores, padres y motivadores podemos promover en los niños o los jóvenes, esa observación como tal, que cuando sufran las embestidas de la vida, estén preparados para afrontarlas. Que sean fuertes para resistirlas, pero a su vez flexibles como para poder adaptarse a los cambios y para que permanezcan centrados en medio de las dificultades. 

Las raíces de la palmera que la mantienen fuertemente sujeta en el suelo, son como las raíces de la autoestima: la auto-aceptación, el respeto y la auto-valoración. La autoestima implica sentir y confiar en que uno es capaz de llevar el timón de su vida. A veces los adultos somos espejos donde se miran niños y jóvenes .Los niños sobre todo aprenden por Nosotros y de nosotros. Los niños pequeños son muy buenos observadores de todo lo que sucede a su alrededor y además escuchan a urtadillas todo lo que los padres hablan entre si . A veces, hacen algo y luego giran su carita para ver a su mamá o papá como buscando aprobación o desaprobación, y la respuesta que obtengan del adulto, esa es la «imagen» de sí mismos que ellos están viendo en ese espejo, en ese momento en particular.

No tienen otro espejo donde mirarse, somos su referente, hasta que ellos mismos desarrollen su personalidad y sus propias comprensiones. Pero aún así, seguirán latiendo en su interior las creencias, aquellas que recibieron de su entorno más íntimo siendo  niños. Por eso son tan importantes los primeros años de la vida, desde la concepción hasta los 13 años especialmente permanecer observadores y animarlos a que observen la naturaleza para que esas enseñanzas creen metáforas de vida en las que puedan recrear su propia conciencia de personalidad.

Mizard

Isabel de Gonzalo

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