Perfeccionismo y Frustración, las dos caras de la misma moneda

Imperfecciones de un perfeccionista, sus propias desventajas

Life & Transpersonal Coaching, Isabel de Gonzalo, MCPC

A lo largo de todos estos años como Coach transpersonal he experimentado muchísimos casos de personas que deben atravesar «el darse cuenta» de esta situación de ser perfeccionistas extremos en sus vidas.

Aún yo, misma habiendo sido educada en entorno cultural estricto y exigente de conocimientos y modos de comportamiento, el perfeccionismo fue en mi vida personal  algo que me ha tocado de cerca y he tenido que atravesarlo como un túnel oscuro para poder comprender sus mecanismos disparadores y los caminos a recorrer el cambio y la comprensión para que eso no se transformara en una desventaja cotidiana.

El ser perfeccionista,  mas allá de ser una virtud que nos impulse al triunfo de nuestros objetivos, tiene detonadores  del estrés o de estados de angustia, frustración permanente y hasta enfermedad depresiva en los casos mas extremos.

En el encuadre psicológico mas extremo se lo diagnostica  como un desorden de la conducta compulsiva.

Para definirlo, el estado  del perfeccionismo del perfeccionista busca algo que está totalmente fuera de su propia  naturaleza humana, toda palabra terminada en “ismo” es un vicio o una magnificación o exageración  de la realidad, relativismo, positivismo,  estos extremos nos causan algún  padecimiento emocional  significativo que altera  nuestra vida diaria y su calidad y mucho mas el desarrollo de proyectos o el poder alcanzar objetivos de forma armónica.  

Las personas altamente exigentes consigo mismas y con los demás o con los procesos de trabajos  buscan afuera de si mismas resultados muchas veces que están fuera de su propio control y es  el control  una de las subcaracterísticas del perfeccecionista compulsivo.

Una persona perfeccionista se  estresa porque quiere estar en control de todo y pone altas expectativas en los resultados de sus desarrollos y de sus acciones y ello, a largo plazo, afecta su estado de ánimo, pudiendo desembocar incluso en depresión. Porque aparece el estado depresivo posterior ? Porque la persona no cumplió sus altos estándares o porque las cosas no salieron como se las imaginó o porque algo de su plan no estuvo en sus manos, pero de todos modos se siente responsablemente frustrado.

Hoy, todos conocemos cual es la hormona que es la responsable del  alto stress, el famoso “ Cortisol” y está directamente relacionada con exigirse demasiado o el querer cumplir expectativas muy altas a su alcance.  

Los empeños y tensiones que se ponen en las cosas y en lo que sucede, siendo perfeccionistas, aumenta los niveles de cortisol y producen mas  ansiedad. De tal forma que el perfeccionismo puede generar situaciones patológicas como ruedas infinitas.

El perfeccionista no nace, se hace —o lo hacen—desde la crianza, desde los valores o creencias, si se presiona a un  niño para que se el mejor, se los estimula a competir intensamente, las mejores notas… ser el mejor en los deportes, sin saberlo y se esta  enseñando que el fracaso es un sinónimo de equivocarse, de esto a sentirse  un perdedor hay un paso y comienza a enraizarse esa sensación de querer pertenecer al sistema perfecto que esta fuera de el. 

En cambio se podría enseñar a los niños o adolescentes incluso a adultos, que el “ error”, el fracaso o el saber que algo no sale tan bien como lo planeamos puede dar  lugar a comprender que es una gran oportunidad de aprendizaje y de crecimiento, a esto lo llamamos aprender del error  y que la perseverancia, persistir , volverlo a intentar y  prepararse es parte de toda esa conciencia en armonía personal.

No esta mal querer hacer las cosas bien y querer hacerlas de la mejor manera posible, teniendo en cuenta todas las variables y los imprevistos que pudieran aparecer, promoviendo planes alternativos u otros recursos anexos, caminos diferentes para llegar a la misma meta,  pero exagerar? eso es irse del otro lado de la balanza.

El perfeccionista se frustra y de deprime si no salen las cosas como quiere, como construyo en su mente los resultados deseados.  

Podría ser también que esas personas actúen impulsadas por sus propia insatisfacción, pero ya entramos en otro campo psicológico que no nos compete, solo para comprender estos comportamientos estos describiéndolos porque muchas veces se imponen a si mismos.

A veces el perfeccionista declara, «yo hago las cosas bien o sino,  no las hago»… esto nos está diciendo algo de esta persona, puede estar en control mientras cree que todo lo puede hacer, pero cuando sabe que no podrá alcanzar el objetivo mejor se paraliza y no actúa o actúa dependiendo de sus éxitos.

Las personas perfeccionistas generan una avidez de mejorarlo todo, de alcanzar esos estándares con una alta auto-exigencia implacable.

Son severos jueces internos y también tienen la tendencia de  criticar  y criticarse duramente en todo y establecen patrones ideales a los que aspirar (inalcanzables).

En nuestro accionar como Coach transpersonal animo a los coachis a mirarse a si mismos  “actuando como en un escenario y en ese momento de lo que llamamos desdoblamiento consiente para que puedan verse desde la platea y replantearse lo que ven,  observar su cuerpo hablando con sus gestos, revisar  sus planes , sus pasos  y decidir que cosas están bajo su dominio con sus propias habilidades y que cosas se pueden delegar en otros y confiar o según las expectativas, dije «las expectativas» del objetivo, no dije “Su» expectativa.

El error está en que el perfeccionista siente que todo pasa a través de él y  en un punto su ego le impide delegar y confiar en los demás.

Cuando la persona puede verse a si misma actuando y aprende a mirarse y a escucharse activamente, declarando y decretando sus compulsiones controladoras, comienza a darse cuenta que al dar  rienda suelta a la fluidez y a disfrutar de todo proceso de planeación o del proceso de un proyecto o de cualquier acto en su vida donde sabe que las  expectativas no juegan un papel mas importante en el balance.Todo el sistema entra en balance y en armonía.

Muchos colegas trabajan para liderar el éxito, pero la controversia si esto es bueno o no, en esta sociedad exitista y expositiva, este trabajo tiene que ver con aprender a mirarse intensamente, aprender a escucharse activamente y aprender a observarse internamente en sus procesos y resultados y solo sabemos que entramos en coherencia con nuestro ser cuando lo que decimos, actuamos, sentimos y somos esta  en armonía con nuestra conciencia. 

Otra cosa es muy distinta y ahí es donde nuestro rol de facilitadores es donde guiamos la mirada hacia la “excelencia», podemos animar a nuestros coachis a ir en busca de la excelencia, que  es calidad y la calidad viene de poner en su lugar cada elemento del proceso o proyecto o acto de vida.

La excelencia implica la claridad del plan y el parqué se crea y entender el porqué del plan y que podemos aportar intrínsecamente como habilidades especiales a ese proceso, aprender a delegar confiar en los otros y en nosotros mismos. La excelencia es  donde  la persona pone su impronta personal, su único e irrepetible sello personal, su huella y ese el aporte de la calidad. Cuando el perfeccionista se da cuenta de esta distinción, se  distiende de su compulsión hacia su propia confianza personal porque ha comprendido la diferencia.

Aspirar a la excelencia no es lo mismo que ser un perfeccionista compulsivo. A mi entender El éxito es efímero, la excelencia en cambio, tiene variables del talento humano muy profundas y puede guiar nuestro camino en balance con alcanzar los objetivos de forma fluida y armoniosa. 

Isabel de Gonzalo , MCPC  US California, 2019

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