Cultura de la Infancia

Respetar a los chicos y a la cultura de la infancia, poder mirar cada situación con ojos de niño y saber como educadores que nuestra tarea no es modelar a nuestro gusto a los chicos, sino permitir que lo que hay en ellos salga en libertad.

Las claves son, primero, la profunda creencia de que no se puede encerrar a los niños en prejuicios, hay que dar libertad para buscar la esencia del niño, lo que él llama la cultura de la infancia. Los niños tienen sus propias reflexiones, su propia manera de ver el mundo, que no corresponde con el modo en que los adultos lo hemos construido. Exalta esta forma que tienen los niños de habitar el mundo basado en la profunda convicción de que lo mejor de la infancia no se puede predeterminar. Cada niño está por descubrir y es insólito. Hay que practicar la pedagogía de la escucha, que no es solo escucharlo. Si un niño le dice a su madre que solo necesita ir a clase un día a la semana porque el resto del tiempo lo necesita para jugar, hay que saber que está haciendo una reivindicación importante. Está diciendo que la escuela es un sitio aburrido, donde no puede jugar, donde no le aportan grandes cosas. O la escuela cambia o no sirve. Malaguzzi convierte en derechos esas reivindicaciones, el derecho a jugar por ejemplo, y transforma la escuela en base a ellos. Además, él también defendía que las escuelas debían ser sitios bellos y apostaba por las escuelas pequeñas.

Hay una investigación que afirma que los niños de entre 2 y 4 años reciben una media de 400 órdenes diarias: levántate, vístete, termina de comer… En el día a día el niño está lleno de normas porque a los adultos nos salen más imperativos cuando hablamos con la infancia. Y eso hay que cambiarlo, ya hay muchos límites. Luego en la escuela siempre hay unas normas. No puedo permitir que estropeen la clase o el mobiliario o que los niños se hagan daño entre sí. Hay límites, la cuestión también es cómo los trates. Si un niño agrede a otro, puedo castigarlo. O puedo pensar que quizá ese niño se siente agredido y por eso debo tratarle con tanto amor como al agredido, porque, y eso lo dicen los neurólogos, es la única manera de cambiar esos sentimientos de agresión que conviven dentro del niño.

Y en el día a día hay tantas violencias que llegan a los niños, entendiendo violencia como gritarle, o tirarle la mano para llevarlo a un sitio, o sonarle los mocos sin haberle avisado…

-Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Hoyuelos es uno de los principales expertos en la figura del pedagogo Loris Malaguzzi, que habló por primera vez de términos como el derecho a jugar o el respeto a la cultura de la infancia.-

Tras la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de la ciudad italiana de Reggio EMilia decidieron construir de forma autogestionada una escuela diferente para los niños de tres a seis años a partir de los ladrillos de las casas bombardeadas. La idea era «construir una escuela que enseñara a sus hijos a no obedecer porque pensaban que la excesiva obediencia les había llevado al fascismo». Allí se fue Loris Malaguzzi.

Malaguzzi fue un pedagogo italiano . Tuvo la genial idea de hacer otra educación, rompiendo con la tradición y con un tipo de escuela que él no había amado, una escuela fea y de obligaciones. Las escuelas que no son amadas por los niños están abocadas al fracaso, asegura. Hoy es la escuela más reconocida en la vanguardia educativa.

fuente www.diariodemallorca.es a través de @jugar y jugar

Esta entrada tiene un comentario

  1. Maria Lorena Peña

    En relación al articulo «Cultura de la Infancia» tuve un experiencia personal vinculada a ello, con mi hijo de 20 años. Transitando el secundario me planteó que no quería ir todos los días al colegio porque no tenia tiempo de estudiar lo que le interesaba por internet. En principio me dio culpa atender a su requerimiento porque a la vista de todos era impensado e irresponsable, pero observando a mi hijo advertí que realmente contaba con información de cultura general realmente valiosa y copiosa en comparación con un adulto, lo que daba cuenta que realmente ocupaba su tiempo libre en aprender lo que le gustaba…temática variada que incluía haber aprendido la base del idioma alemán en forma virtual, lo que me aseguraba que era autodidacta. Así las cosas, di curso a su petición con la condición de que debía organizarse para cumplir también con el programa pedagógico oficial para poder pasar de año. Hoy puedo analizar que fue la decisión correcta, Joaqui terminó el secundario sin problema, profundizó en conocimientos de todo tipo y hoy con 20 está en 2do. año de Ingeniería informática y hace frente a dos trabajos con empresas multinacionales gracias a su capacidad de adaptación, producto de sus sistema de aprendizaje.

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